La vida tiene hermosas planicies y valles, y también montañas escarpadas; días soleados en color de rosa y olor a café recién preparado o a tierra mojada por el rocío de la mañana, y también días en los que se complican las cosas de tal forma que cada paso resulta un tropiezo y terminas tirado en el suelo.
¿Qué haces cuando la vida te ha golpeado, tirado, arrastrado y dejado malherido en el piso?
¡Levántate!
No siempre es sencillo, en ocasiones es profundamente doloroso o requiere mucho tiempo, esfuerzo y energía, pero puede ser más llevadero si cuentas con una red que te sostenga, un alguien que te eche porras, te anime, te espere pacientemente en lo que recuperas fuerzas para levantarte, o está cerca de ti quien tenga el kit de primeros auxilios para rodillas, tobillos, pies y corazones lastimados.
A veces, se necesita buscar en la memoria esa voz guardada que te aliente a continuar (yo guardo las palabras hermosas de mis amigas y las de mi madre); es saber cuándo levantar la mano y pedir ayuda, es darte cuenta del momento indicado para llamar al 911, porque a veces podremos solos y otras no, y es necesario identificar con rapidez en qué momento estamos.
Para poder levantarse cuando uno se cae es necesario conocerse, identificar si se está pasando demasiado tiempo en el “drama” o en el papel de “víctima”, y entonces a buen tiempo tomar aire y perspectiva para encontrar el modo de darle un giro al asunto; saber con qué herramientas cuentas y cómo usarlas, y ser humilde para reconocer el momento preciso de llamar al experto, con la certeza de que cualquier tardanza podría comprometer la recuperación.
En ocasiones, cuando te has caído no hay tiempo, es “levántate y sigue, después investigas”, necesitas dejar de lado la necedad y la imprudencia, reconocer la emergencia que hay que atender, pero ya que haya pasado, darte el tiempo para revisarte y curarte; necesitas saber cómo fue que te caíste, dónde y por qué, para no volver a caer.
Sigue caminando, tal vez el momento no es el mejor pero sigue caminando, y si, a veces puede uno tener dolor en cuerpo, ampollas en los pies, las rodillas adoloridas, y el cansancio que no te da ni unos metros más, pero aún estás aquí, así que tal vez es posible caminar un pasito más. ¿Podrías intentarlo?
Y si no se puede tampoco es que sea el fin del mundo, haz una pausa, siéntate en el piso, quítate los tenis y respira profundo, si quieres gritar, llorar, orar o lo que sea que pueda restaurar la paz, la esperanza, la fe, y después de eso intentar seguir, hazlo.
Aquí estás, ¡levántate, sigue caminando!