Los animales se preparan para el invierno o para la migración, conocen sus tiempos, preparan sus espacios e incluso sus cuerpos llegan a transformarse para sobrevivir al cambio. El hombre ante la fuerza de la naturaleza, como los terremotos, ha ido encontrando medidas de prevención que le permitan enfrentarse más o menos a la contingencia y sobrevivir. Pero ante una pandemia, ¿cómo podríamos habernos preparado?
Los corredores que se enfrentan al maratón saben que existe algo llamado “la pared” o “el muro”, ese momento en el que las reservas de energía se han agotado, el cuerpo ya no puede y la mente tampoco, después de más o menos tres horas corriendo el cuerpo dice “ya no más”, sin embargo el entrenamiento y preparación del atleta hace que puedan atravesar ese momento y completar los más de 42km.
En esta contingencia nos lanzaron sin preparación, sin voluntad, sin más meta que la sobrevivencia, y vemos correr los días mientras se agotan mental y físicamente nuestras energías, y ahí de repente, después de un par de meses estamos, contra la pared. El ejercicio mental de estar rumiando lo que creemos que está sucediendo, lo que estamos experimentando de manera personal en el día a día y lo que no queremos que suceda, nos desgasta. Imposible no sentir incertidumbre, soledad, miedo, ganas de llorar y darle mil vueltas al tema, lo que profundiza más el malestar, nos vuelve intolerantes y aún más vulnerables.
La gran cantidad de información que es posible consumir a través de diferentes medios, aderezada por el miedo colectivo, la ignorancia y nuestros temores individuales, construye alrededor de nosotros ideas que nos hacen perder la perspectiva e incrementar el miedo a la enfermedad y a la muerte principalmente, pero también alienta ideas de temor a la pobreza, el desamparo y a la impotencia o incapacidad para resolver problemas.
¿Cuánta energía inviertes en “informarte” sobre la situación? ¿Cuánto tiempo inviertes en tu auto cuidado? ¿Cuánto tiempo inviertes en crear escenarios posibles más no probables? ¿Cuánto de ti se está desgastando en esta contingencia? Necesitamos tomar conciencia de la limitación de nuestra energía y entender que este es un momento de gran desgaste, por lo que hay que aprender a administrarla, a reabastecernos y a no desperdiciarla.
Aún no sabemos lo que está por venir, sin embargo sí podemos enfrentar el día a día de manera que nos energetice y no nos robe la tranquilidad. Comer sano y con horario, tratar de regular el sueño de tal forma que se duerma al menos ocho horas, realizar alguna actividad física y encontrar algún hobbie para tranquilizar la mente, observar y atar los pensamientos desenfrenados respecto a eventos catastróficos, acercarse a los amigos y la familia a través de los medios disponibles puede ayudarnos a darle vuelta a la pared y a no seguir pegándonos contra ella.
Publicado en galuvi.com (junio 11, 2020)