Dicen que los girasoles buscan el sol y cuando está nublado, y el sol no es visible, se buscan entre ellos. ¿Cuándo se nubla nuestro cielo a quién buscamos?

Hay momentos en los que uno se da cuenta de lo solo o acompañado que está y de lo necesario que es contar con una red de apoyo, incluso cuando a los integrantes de la red de apoyo también les esté dando una tunda la vida, se sabe uno apoyado, contenido. Y no es que uno necesite a los demás para resolver todo, hay cosas que uno tiene que hacer por sí mismo e incluso en soledad (que es muy distinto a estar desolado), sin embargo se siente uno más fuerte o valiente si se sabe acompañado.

Contar con alguien que desde una escucha (o lectura) amorosa y sin juicio pueda silenciosamente apapachar tu corazón, contener tu ansiedad y frenar tus dudas desbordadas, reírse contigo de tus locuras y pensamientos más absurdos y arrebatados, es invaluable.

Y no es que uno necesite contarlo todo, ni depositar todas las tristezas, la angustia y el drama que carga en las personas cercanas, simplemente aprender a levantar la mano para pedir ayuda, buscar con la mirada ese corazón que conoce al nuestro, hacer como el girasol que busca a su alrededor.

Hay personas que son un sol en sí mismas y saben cómo entibiar el corazón de quienes se acercan a ellas, son quienes te abrazan y te confortan en los momentos tristes, te hacen sopa, un té, un café, te llevan por un helado, te mandan un uber para ir por un trago, te cuentan el chiste que saben que siempre te hace reír, distraen tu mente con historias urbanas, te envían flores, te mandan mensajes, te proponen una escapada, y de un modo u otro te hacen saber que ahí están, tan lejos o tan cerca como las necesites ahí están, librando sus propias batallas, pero ahí están.

Cuando la vida se pone insostenible se corre el riesgo de amargarse, y uno puede permitirse casi todo menos dejar entrar la amargura en su vida, con ella en uno difícilmente hay vuelta atrás.

Dos veces en la vida me ha regalado girasoles, han llegado en momentos en los que la vida no sólo se había puesto complicada sino casi amarga, pesada por las cargas del pasado, del presente y de un futuro incierto, y ellos ahí, de manera espontánea y sin saberlo llegaron con su alegre color amarillo a decirme que no estaba sola, que todo estaría bien y que sólo era cosa de resistir un poco más.

Me parece que el girasol es el sol hecho flor, es Dios, el Universo, el amor y la esperanza diciendo aquí estoy, ¡no te rindas!
¿Quién es tu girasol?

 

Publicado en galuvi.com (julio 24, 2020)

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