En México comenzamos un nuevo sexenio en el que no hay “borrón y cuenta nueva”, sino cuentas pendientes, -prioridades de la nación- con intereses moratorios bastante atrasados, -retrasos en el desarrollo –y acreedores, -ciudadanos – poco dispuestos a seguir soportando más demoras.
¿Se ha fijado que las primeras acciones del nuevo gobierno establecieron como prioridades el combate a la inseguridad, el desempleo y el manejo de los recursos? Sin duda son aspectos de primerísima importancia pero no son precisamente los retos fundamentales de nuestro país. Debemos empezar por distinguir entre lo urgente y lo importante, ya que de no hacerlo corremos el riesgo de convertirnos en espectadores de impactos mediáticos y beneficiarios de estrategias desarticuladas con mínimos resultados a largo plazo, dejando nuestra responsabilidad ciudadana en el olvido.
El principal problema de este país radica en la puesta en marcha y la operación de aquellas ideas que en la boca de sus emisores resultaban una excelente propuesta o estrategia para transformar y superar los rezagos, pero en el momento de ponerlas en práctica algo sucede, los recursos y beneficios prometidos se esfuman y nos quedamos decepcionados y buscando culpables, como si eso resolviera el problema. Tenemos que romper esa odiosa costumbre de pensar una cosa, decir otra y hacer otra totalmente distinta. Que no se caiga la sopa en el trayecto del plato a la boca.
El reto final es encontrar el bienestar para todos, pero aquí es notable otra dificultad: cada quien tiene una idea de lo que es el bienestar y de cómo conseguirlo. El resultado ha sido el aumento de la tensión política, la falta de acuerdos, la imposibilidad de negociar estrategias y soluciones aceptables para todos, mayor discriminación, polarización social y fragmentación de la identidad nacional. Es necesario combatir la pobreza de los 49 millones de pobres que carecen de recursos económicos suficientes para satisfacer sus necesidades básicas de alimentación, educación, salud y vestido. Esto parece lejano a nosotros, sin embargo, ¿cómo lleva usted sus finanzas? ¿es austero en su gasto? ¿promueve el ahorro?, ¿tiene una estrategia para el manejo de sus ingresos?
Sin duda el principal obstáculo a vencer en este camino será la corrupción que ha minado en lo más profundo a las estructuras de nuestra sociedad llevándonos a percibirnos como corruptos; ante esto nos falta un cambio de mentalidad que nos lleve a re-construir instituciones, a re-configurar una identidad como nación que nos permita eliminar todas las formas de discriminación, de violencia y de falta de oportunidades.
Nuestras prioridades deben ser el bienestar, la reducción de la pobreza y de la corrupción, la modificación de la percepción sobre quiénes y cómo somos los mexicanos, pero la principal prioridad debe ser aprender a vivir como miembros de una nación, asumienod que cada acto de nuestra individualidad afectará a toda la comunidad. ¿Qué es lo que usted hará para modificar a la sociedad?
Publicado en la Revista Signo de los Tiempos, Año XXIII, no.163, febrero de 2007, pag. 9.