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Desarrollo Humano

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Un día nublado te levantas con el pie izquierdo, te das cuenta que el despertador no sonó a la hora de siempre y llegarás tarde, te acuerdas de todos los pendientes que tienes (los de la oficina, la familia, con la vida, contigo mismo), en estado de frustración, tristeza y sin agua caliente porque se acabó el gas, te pones lo más feo y viejo del guardarropa, total, para que arreglarse si la vida insiste en darte su peor cara, sin tiempo sales de casa sin desayunar… imagina con ese inicio como seguiría el día, tal vez al regresar hubieras preferido mejor quedarte en cama.

En algún momento del día uno puede poner una pausa y decidir. Decidir crecer con las circunstancias y a pesar de ellas. Decidir no nublarte a pesar de que afuera este cayendo la tormenta. Decidir sacar tus mejores armas y herramientas para resolver lo que se te ponga enfrente y si no las tienes, decir buscarlas, construirlas y aplicarlas.

Si estas teniendo un mal día, un mal momento o una circunstancia difícil, pregúntate ¿Qué podría hacer para mejorar esta situación? ¿Qué me hace sentir mejor? A veces es inevitable caer en el pozo pero sí permanecer demasiado tiempo en él, ¿qué estás haciendo para permanecer en ese hoyo? A veces, ni siquiera estamos atrapados ni atorados, simplemente no hemos abierto los ojos para ver el camino que tenemos delante.

Haz todo lo que tengas que hacer por estar bien, por tener un buen día, por construir oportunidades de mejora continuamente, incluso si eso implica dejar de lado tu parte tóxica, el pesimismo, el miedo, las heridas de infancia, las frustraciones, las decepciones y los espacios de confort. Hay días fabulosos que llegan solos y son como una bendición pero no siempre es así y está en uno el construir espacios y momentos de bienestar a pesar de todo.

Construye en tu día a día lo que quieras para ti, recuerda, mereces lo bueno, pero tienes que hacerlo, tienes que procurártelo, nadie va a venir a hacerlo por ti. Busca en tu interior, o en los ejemplos de personas a las que admires, investiga, no te quedes limitado por tus creencias, tu formación profesional o la educación familiar.

Cuando tienes un buen día o un mal día hay algo en común …¡tú! Así que puedes hacer la diferencia en tu vida, empezando por hoy.

Cuando uno enferma lo mejor es ir al especialista y seguir las instrucciones para recuperar la salud, pero cuando uno anda relativamente “sano” (ya se sabe aquello de “no hay corazón desocupado”) y la vida transcurre en el ritmo de lo cotidiano es importante darnos tiempo para procurarnos bienestar y alimentar nuestro corazón, nuestra mente y nuestro espíritu, así, si llegan tiempos complicados nos encontrarán fortalecidos.

¿Te has dado cuenta que para celebrar a alguien muy querido organizamos un sinfín de actividades para agasajarlo y podemos pasar días y días buscando el mejor regalo? Y tratándose de ti, ¿cómo celebras que estás vivo?, ¿qué tipo de regalos te das?, ¿cómo te consientes?, ¿cómo te procuras bienestar?, ¿cómo recargas las pilas después de un día ajetreado o de una semana intensa? Y no me refiero a esperar a que sea el cumpleaños o ser consentidores al extremo al punto de malcriarnos, se trata de lo que hacemos para estar bien, y aún más, para estar mejor.

De ti para ti, ¿qué te regalarías?

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