He de reconocer que para mí el tema de la maternidad había sido de esos que van y vienen, a veces cobrando mucha importancia y luego pasando sin pena ni gloria.
Hubo momentos en los que desee muy intensamente ser madre, casi dolorosamente, llegando hasta las lágrimas cuando cada mes llegaba la regla o cuando por un diagnóstico de hipotiroidismo la doctora que me atendía me “sentenció” a un embarazo de alto riesgo, implicando con ello la dificultad para embarazarme y de lograrlo, muy probablemente el bebé no llegaría a término.
Tiempo después de aquel diagnóstico me embaracé y como aquello de la“profecía autocumplidora” tuve una amenaza de aborto que después de varios días en cama y medicamentos se cumplió. En aquel momento no sólo sufrí la pérdida de ese bebé tan deseado, sino la esperanza de ser mamá o de tener un embarazo “normal”.
Así pasó el tiempo, con el deseo guardado en el fondo de mi corazón de ser mamá pero atendiendo muchos otros temas como la escuela y el trabajo, los que se fueron volviendo tan demandantes que no dejaban espacio, ni tiempo y probablemente ni energías para que el milagro sucediera.
Hace tiempo, RRO (mi pareja) y yo decidimos intentarlo, y al paso de un año sin éxito, nuevamente le puse pausa a aquel sueño y me enfoque en otras cosas. Y así, sin preocupación, sin obsesiones ni angustia, sin que el tema fuera la constante que marca los días y las actividades, casi sin pensarlo, sucedió.
Ya llevaba algún tiempo sintiendo algunos malestares. Uno que otro dolor de cabeza y un cansancio extraño en el cuerpo que consideraba resultado del exceso de trabajo, algún malestar estomacal que yo atribuía a haber comido algo en mal estado o alguna intolerancia alimenticia, los pechos me dolían pero entonces pensaba que pronto llegaría la regla, en realidad todo bastante tolerable y nada contundente que me hiciera pensar que estaba embarazada.
Mis sospechas empezaron a aparecer de manera tímida cuando dejé sin terminar mi acostumbrada taza de café matutina porque me dieron nauseas; días más tarde creció un poco más la duda cuando me di cuenta que ya no recordaba cuando había sido la última menstruación. Aún con un poco la duda pero sin preocupación alguna viajé en avión a Puerto Vallarta y de ahí tres horas en autobús a Tepic para asistir a una boda; otro día anduve en motocicleta con unos amigos bikers y participé en una carrera de 10kms haciendo mi mejor tiempo hasta el momento.
Un día saliendo del trabajo pensé “¿y si me hago una prueba de embarazo?”pero dude de comprarla, ¿qué tal que en una versión extraña de Ley de Murphy, gastaba en la prueba, salía negativa y al día siguiente me bajaba? . Ya estaba por tomar el transporte público rumbo a mi casa cuando me regresé a la farmacia. Aún en casa dejé para después el hacerme la prueba y fue ya que estaba a punto de dormir cuando pensé de nuevo en ella. ¡Basta de rodeos, hagámosla!