Categoría

Mamá sin instructivo

Categoría

Apenas una tímida protuberancia abdominal está apareciendo en mi cuerpo, aún es pequeña, de tal forma que quien no sabe que estoy embarazada aún no se atreve a preguntarme, tal vez por no resultar imprudente, podría ser que a últimas fechas descuidé la alimentación y el entrenamiento y no sea una cuestión maternal el cambio en mi cuerpo.

¡Que metida de pata sería esa!

Día a día, sin pensarlo y en realidad sin hacer algo en específico, mi cuerpo se ha ido transformando en el hogar de mi pequeño, es increíble la capacidad que tiene para generar vida, un amigo me ha dicho que esto de estar embarazada es como magia en el cuerpo y creo que es cierto, hasta el momento no he encontrado mejor forma de describirlo, en las clases teóricas del curso psicoprofiláctico no salgo de mi asombro al darme cuenta y hacerme consciente de ésta realidad.

Construyendo un nuevo modelo de mamá

Estoy en esa etapa en la que alguna de mi ropa me queda pero ya muy justa, los pantalones me incomodan y los bras que tengo ya no son adecuados, pero aún no me cambia totalmente el cuerpo para buscar ropa 100% de maternidad.

Nunca ha sido una de mis actividades favoritas comprar ropa y ahora en este estado me parece una misión casi imposible. He recorrido varias tiendas aún sin éxito. Mi primer intento por encontrar algo cómodo en ropa interior fue desafortunado.

¿Han visto que la ropa interior de maternidad en su mayoría es espantosa? ¿Lo cómodo tiene que ser feo? ¿Será que siendo mamá debes perder el glamour? Y así, sin saber que probarme, voy al vestidor de una tienda con un par de brassieres horribles de maternidad y a medio cambio, me apagan la luz y me dicen que ya han cerrado la tienda. ¡AH! ¡Me he quedado a medio vestir (o a medio desvestir, como se quiera ver) a oscuras y con un bra espantoso puesto! ¡Que miedo!

Durante algunas semanas era como si fuera otra. Supongo que mis hormonas hicieron una gran explosión dejando a su paso días de migrañas, náuseas, vómitos, un cansancio galopante en el cuerpo y un mal humor que se incrementaba cuando, con buenas intenciones y en ánimo de echarme porras, me decían que disfrutara esta etapa.

¿Disfrutar los vómitos, las migrañas, el cansancio que no me deja correr y las pesadillas? No me malinterpreten, estoy feliz de estar embarazada, creo que vale la pena y está resultando una experiencia inigualable y sorprendente a cada paso, pero de eso a “disfrutar” los malestares considero que hay mucha diferencia. En mis momentos de mal humor y en los que me sentí “enferma” ansié que llegaran pronto aquellos momentos que todos me decían que hasta añoraría con el tiempo. Por días anduve preguntándome si ésta también era yo.

He de reconocer que para mí el tema de la maternidad había sido de esos que van y vienen, a veces cobrando mucha importancia y luego pasando sin pena ni gloria.

Hubo momentos en los que desee muy intensamente ser madre, casi dolorosamente, llegando hasta las lágrimas cuando cada mes llegaba la regla o cuando por un diagnóstico de hipotiroidismo la doctora que me atendía me “sentenció” a un embarazo de alto riesgo, implicando con ello la dificultad para embarazarme y de lograrlo, muy probablemente el bebé no llegaría a término.

Tiempo después de aquel diagnóstico me embaracé y como aquello de la“profecía autocumplidora” tuve una amenaza de aborto que después de varios días en cama y medicamentos se cumplió. En aquel momento no sólo sufrí la pérdida de ese bebé tan deseado, sino la esperanza de ser mamá o de tener un embarazo “normal”.

Así pasó el tiempo, con el deseo guardado en el fondo de mi corazón de ser mamá pero atendiendo muchos otros temas como la escuela y el trabajo, los que se fueron volviendo tan demandantes que no dejaban espacio, ni tiempo y probablemente ni energías para que el milagro sucediera.

Hace tiempo, RRO (mi pareja) y yo decidimos intentarlo, y al paso de un año sin éxito, nuevamente le puse pausa a aquel sueño y me enfoque en otras cosas. Y así, sin preocupación, sin obsesiones ni angustia, sin que el tema fuera la constante que marca los días y las actividades, casi sin pensarlo, sucedió.

Ya llevaba algún tiempo sintiendo algunos malestares. Uno que otro dolor de cabeza y un cansancio extraño en el cuerpo que consideraba resultado del exceso de trabajo, algún malestar estomacal que yo atribuía a haber comido algo en mal estado o alguna intolerancia alimenticia, los pechos me dolían pero entonces pensaba que pronto llegaría la regla, en realidad todo bastante tolerable y nada contundente que me hiciera pensar que estaba embarazada.

Mis sospechas empezaron a aparecer de manera tímida cuando dejé sin terminar mi acostumbrada taza de café matutina porque me dieron nauseas; días más tarde creció un poco más la duda cuando me di cuenta que ya no recordaba cuando había sido la última menstruación. Aún con un poco la duda pero sin preocupación alguna viajé en avión a Puerto Vallarta y de ahí tres horas en autobús a Tepic para asistir a una boda; otro día anduve en motocicleta con unos amigos bikers y participé en una carrera de 10kms haciendo mi mejor tiempo hasta el momento.

Un día saliendo del trabajo pensé “¿y si me hago una prueba de embarazo?”pero dude de comprarla, ¿qué tal que en una versión extraña de Ley de Murphy, gastaba en la prueba, salía negativa y al día siguiente me bajaba? . Ya estaba por tomar el transporte público rumbo a mi casa cuando me regresé a la farmacia. Aún en casa dejé para después el hacerme la prueba y fue ya que estaba a punto de dormir cuando pensé de nuevo en ella. ¡Basta de rodeos, hagámosla!

Pin It